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Ulises, el hombre aterido, sale del mar, mientras Bardín se eleva por cielos surrealistas. Por otra parte, nada puede tener los pies más pegados a la tierra que un sillón orejero. Así que Max, que ha dibujado a Ulises para Alberto Manguel, a Bardín para sí mismo (y los lectores) y al sillón de orejas para acompañar a Manuel Rodríguez Rivero en Babelia, ataca por tierra, mar y aire con tres libros: Bardín el superrealista (La Cúpula), El regreso de Ulises y Sillón de orejas(ambos en Nórdica).

Una noche, mientras camina por la calle Dos Peces, Bardín atraviesa el plano de la realidad y accede a un universo donde cabe todo lo que no tiene cabida en el callejero del día a día. Allí el perro andaluz de Buñuel le traspasa sus poderes superrealistas, que le permitirán desafiar caracolas con ojos o batirse con las bestias de su propio sueño. Las historietas de Bardín le valieron a su creador, Francesc Capdevila, Max (Barcelona, 1956), el primer Premio Nacional de Cómic en 2007.

Max inventó a Bardín una década antes para sacudirse el realismo y la negrura de un trabajo anterior. “Me apetecía lo más opuesto: algo minimalista, en color, con historietas divertidas. También pensé que era el momento de crear un personaje fijo, que ayuda a la vinculación con el lector, sin que resultase una carga para mí. Así nació un tipo neutro, casi aséptico, con historias en las que lo importante no es el personaje sino las cosas que pasan a su alrededor”, explica el dibujante.

Bardín no ha muerto. Periódicamente Max le recupera: “Es un comodín”. Bajito, cabezón y trajeado, siempre con un pie en las nubes de la irrealidad. Nada que ver con Ulises, el mito clásico reconvertido en desplazado del siglo XXI, que Max ha creado para ilustrar un pequeño relato del argentino Alberto Manguel, escritor, historiador de la lectura y fan del dibujante. “Nos habíamos conocido antes y en 2011 me envió el relato de Ulises para que lo ilustrase cuando tuviera tiempo”, explica.

No resultó fácil del todo convertirlo en libro. Al menos dos editores rechazaron el proyecto. Un poco por los zarpazos de la crisis, un poco porque no acababan de ver qué se podría hacer con un texto breve en el que Ulises y la Sibila reviven en un mundo multicultural, en el que se exigen papeles para viajar de un lugar a otro o para que los niños vayan a la escuela.

El Sillón de orejas, que saldrá a la venta en marzo, reúne una selección con más de un centenar de las 349 ilustraciones que Max creó para la sección semanal de Manuel Rodríguez Rivero en el suplemento Babelia. La experiencia comenzó con cierta ansiedad para el dibujante: “Al principio me angustiaba porque no estaba acostumbrado a trabajar con los márgenes tan pequeños de tiempo de la prensa, perlo luego le pillé el punto”. El tándem escritor-dibujante logró una armonía cómplice. “Me encanta cómo escribe. El humor ya venía en el texto, yo sólo tenía que reflejarlo”.

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