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Entre los trazos sobrecogedores de «El regreso del Caballero Oscuro» y «Ronin» y la penúltima astracanada de Mortadelo median unos cuantos abismos y dos maneras completamente diferentes de entender la ilustración, pero si de algo puede presumir el Salón del Cómic de Barcelona es de mezclar el agua y el aceite y rendirse por igual ante el todopoderoso Frank Miller y el sinpar Ibáñez.

Ellos dos serán, con permiso de las superheroínas y los autos locos que darán la vida a la exposición «Viñetas sobre ruedas», los grandes protagonistas de una nueva edición del salón que, entre el 5 y el 8 de mayo, volverá a hacer del crecimiento su razón de ser. Porque, en efecto, crecen la ambición y las expectativas, sí, pero también los metros cuadrados -de los 36.000 de 2015 a 45.000- y unas previsiones de asistencia con las que se espera batir ese récord de 113.000 asistentes que se estableció el año pasado.

Once exposiciones

Con semejantes números, la programación no tenía más remedio que estar a la altura, algo que consiguen con creces esas once exposiciones que repasarán desde la implicación social de la novela gráfica a la relación entre nuevos ilustradores y redes sociales pasando por los entresijos de «Las meninas», de Enrique S. Abulí o el plurilingüismo en las historietas de Tintín. «Hemos crecido porque el público nos lo pide», apuntó el presidente de Ficomic y del Gremio de Editores de Cataluña, Patrici Tixis, antes de desplazar el foco hacia otra de las exposiciones estrella: la muestra antológica dedicada a Ibáñez coincidiendo con su 80 aniversario.

«Ha hecho mucho por el cómico en España y se merecía un reconocimiento como éste», subrayó Tixis sobre una retrospectiva que reunirá más de un centenar de originales, algunos de ellos inéditos, protagonizados por Mortadelo y Filemón, Pepe Gotera y Otilio, El Botones Sacarino o los exóticos habitantes de 13 rue del Percebe, y ahondará en el proceso creativo del dibujante barcelonés y en las adaptaciones de sus trabajos.

En Barcelona a Ibáñez la competencia le llegará, sobre todo, por tierra y sobre ruedas y en forma de gran exposición temática, que explora a través de 200 originales la relación entre el mundo del cómic y vehículos como coches, motos y bicicletas. La muestra no sólo repasará el papel de ingenios motorizados en títulos como «Spirou», «Blacksand» o «Tintín», sino que aparcará en el salón vehículos como el Delorean de «Regreso al futuro».

También estará en Barcelona el icónico Ford Mustang de «Sin City», coche en el que Frank Miller podría salir pitando en cuanto vea las cuatro sesiones de firmas que le han preparado y lo ajustado de una agenda que explica por sí sola su condición de invitado de honor. No en vano, hablamos de uno de los grandes de la ilustración estadounidense, autor de algunos de los números más legendarios de Batman -justo ahora se cumplen tres décadas de «El regreso del Caballero Oscuro»- y creador de títulos de culto como «Ronin», «Hard Boiled» o «300».

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