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Pablo Ríos (Algeciras, 1978) ha publicado cómics sobre extraterrestres o futbolistas. Prepara una biografía de Jesucristo y, aún tiene tiempo para opositar y saludar por las mañanas a sus seguidores de Twitter con un gif de Rihanna. En redes sociales es donde cada dos por tres cuelga historietas cortas hablando de todo lo que le pasa por la cabeza y en redes sociales fue donde, precisamente, le surgió un reto más propio de Misión Imposible: escribir y dibujar en menos de quince días un cómic con gags sobre un Donald Trump recién aterrizado a la Casa Blanca. Hemos hablado con él para ver cómo lo consiguió y averiguar si la CIA ha pinchado su estudio.


Estamos hablando de la primera obra sobre Donald Trump como presidente de los Estados Unidos. Además, fue publicado en tiempo récord, muy poco después de las elecciones americanas…

Yo sabía que Trump iba a ganar. Cuando lo digo, la gente no se lo cree, pero es verdad. Hillary Clinton no tenía simpatías ni en el Partido Demócrata y, yo que sé, había algo en el aire. Aún así, no tenía pensado hacerlo. Cuando me levanté el día 9 por la mañana y leí (por cierto, en El País) que había ganado Trump, pensé “¡ha pasado!” y dibujé cuatro viñetas en una libretita que tengo en el despacho, en las que la gracia es que ahora que por fin había ganado, Trump no sabía qué hacer. Después hice tres chistes más y los colgué en redes sociales, que fueron compartidas algo más de lo habitual que otras cosas que cuelgo. Ninguna locura, pero sí algo más. Después se puso en contacto conmigo Octavio Botana, editor de Sapristi, y me propuso hacer un tebeo. Al final quedamos en que preparaba unas 44 páginas en un mes. Le mandé un par de portadas y al día siguiente, me dice que la cosa va a toda mecha y que lo lanzamos antes de Navidad, con lo cual, acabé pensando todo el tebeo en nueve días y lo dibujé en menos de una semana.

La gente que te conozca menos no sabe esa faceta tuya de coger la libreta y ponerte a dibujar que te hace mantener un Tumblr de fútbol, otro de cómics y uno de OVNIs. ¿Cómo te da por este batiburrillo?

Por mantenerme fresco. Estoy haciendo un tebeo largo, una biografía sobre Jesucristo. Es un proyecto que lleva su tiempo de investigación y tal. Así que, para tener la muñeca caliente, te pones a dibujar y tiras para adelante. Son cosas más espontáneas, más frescas, de pensarlo rápido y tenerlo acabado rápido para poder colgarlo en Internet. Las primeras tiras de Trump eran así.

¿Qué dirías que tienen en común Jesucristo y Donald Trump?

Las dos son figuras mesiánicas. Los dos se autoproclaman mesías de una manera diferente. Los dos dijeron que querían hablarle al pueblo llano, a la gente sencilla, lo que pasa es que Jesucristo sí que es verdad que se enrollaba un poco más, el hombre, y Trump es un poco más directo con sus tuits llenos de exclamaciones. Los dos intentan arreglar una realidad que piensan que está mal. Al final, ambos son una cuestión de creencia, de fe, porque el que ha votado a Trump cree en él, no en un programa ni nada de eso.

Tienes gustos y obsesiones muy dispares: Rihanna, el fútbol, los OVNIs pero, ¿por qué te genera tanta fascinación Trump y no, por ejemplo Obama, que es una figura más icónica, mas JFK?

El tío es una figura pop de primer orden, en todo lo que representa. Ha tenido su propio programa de televisión, sale en películas, es la imagen del millonario americano sin escrúpulos… Pero más allá de eso, creo que es un ejemplo muy terrible del mundo en el que vivimos, que yo no acabo de entender muy bien, porque son demasiadas lecturas y demasiado rápidas. Es todo una especie de marasmo del que él, Trump, se ha sabido aprovechar muy bien y ha acabado calando en un determinado público. A mí me da miedo que llegue al poder gente como él. Cuando algo te da miedo, o te ríes o te escondes, y yo he preferido reírme.

…además, es un personaje que tiene una faceta muy “cachondeable”, ¿no?

Desde luego. Pero también es cierto que antes de empezar me planteé qué hacía con él. En Estados Unidos, los dibujantes satíricos habían ido mucho a su físico. Es normal, porque es muy caricaturizable: el pelo, la piel naranja, los labios pequeños, los ojos achinaos, esa figura como de bravucón… A mí eso no me interesaba tanto como el hecho de que este hombre, el día 21 se va a sentar en el Despacho Oval y qué es lo que va a pasar. También creo que, para la intención que teníamos nosotros, funcionaba algo menos dependiente de lo gráfico.

El formato de chiste que has utilizado es muy cercano a las viñetas de los periódicos, ¿ha sido algo premeditado o era la única manera debido a los plazos de entrega?

No sé si lo habría hecho de otra manera, pero creo que no. Uno de mis dibujantes favoritos, si no el que más, es Charles Schultz, padre de Snoopy. Esos dibujantes tan sintéticos son los que me interesan; creo que dibujando poco, se puede decir mucho. Al final, lo importante a nivel gráfico era mostrar que Trump está en el Despacho Oval y que el Despacho Oval le queda grande. Alejas la viñeta, él con su traje negro, queda muy pequeño, y consigues que funcione. Lo sintético creo que acaba por funcionar mejor que algo más elaborado, que una cosa más relamida.

Te has decantado por un humor muy comedido, siendo él un personaje bastante desatado. ¿No has pensado en soltarte la melena y buscar algo más macarra?

No soy particularmente amigo de hacer cosas chabacanas, no porque no me guste, sino porque no me sale bien. Trump ha dicho y hecho tantas burradas, que había que exagerarle muy poco. Algunas viñetas son transcripciones literales de cosas que ha dicho y otras traslaciones literales de cosas que ha hecho. Al final, si estás poniendo en solfa una realidad muy loca, tampoco tienes que irte mucho más allá.

¿Eres consciente de que has acabado por convertir en tu obra a Trump en alguien a quien se le acaba cogiendo cariño?

Lo he pensado, pero es que al final, también es parte de la gracia. Si logras empatizar con este tío es que, a lo mejor, su triunfo se puede explicar de una manera más sencilla de lo que parece. Y estamos hablando de un tipo con un discurso deplorable: machista, xenófobo, racista, antidemocrático en algunas ocasiones… y mira a donde ha llegado. A lo mejor, se ha convertido en una especie de figura entrañable, de padre salvador, para una gente que se ha tragado sus mentiras.

¿Vamos a ver durante este año en las noticias cosas que superen a alguno de tus chistes?

A mí no me cabe duda. De hecho, desde que se publicaron hasta ahora, ya han pasado movidas: lo de China, cuando recibió la llamada de la presidenta de Taiwán y se cargó 40 años de relaciones diplomáticas, lo de la mala crítica del Variety a uno de sus restaurantes… Este tío no para. Cuando coja la cuenta de Twitter de Presidente de los Estados Unidos, no sé qué puede pasar.

Hay ya una versión digital de Presidente Trump en inglés. ¿Crees que acabará por editarse en EE.UU?

Tendría todo el sentido. Ya tenemos acuerdo para publicarlo en Francia. A mí me encantaría y es un objetivo. El tebeo va a tener una nueva vida a partir del día 20, cuando él sea Presidente.

¿Te imaginas un tuit del propio Trump definiendo a Pablo Ríos como enemigo de los EE.UU?

Ese es mi sueño.

¿Y si te llama por teléfono?

Me acojono. Vamos, me ofrezco a quemar yo mismo la edición completa. Aquí no ha pasado nada y tan amigos. No tengo ni idea de cómo se lo tomaría este hombre. El otro día Stephen King decía en un tuit que creía que Trump no tenía ningún sentido del humor, y que no tenerlo, es lo que te define como mentecato.

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