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Durante el Salón del Cómic de Barcelona (FICOMIC), el más importante en España, Conxita Herrero coloreó de rojo a toda la industria española del tebeo. «Me puse triste porque de unas 30 nominaciones sólo estábamos nominadas tres chicas. Me acordé de todas esas personas talentosísimas que conozco que dibujan cómic y entonces me di cuenta de que más del 50 % de esas personas eran chicas y vislumbré que ese 10 % que representábamos en FICOMIC era injustísimo», expuso desde el atril la candidata a autora revelación ('Gran Bola de Helado' -Apa Apa-) mientras los organizadores se esforzaban por no sonrojarse. «Conxita Herrero denuncia la poca presencia femenina en los Premios. Y recordamos que las nominaciones las hacen los profesionales del sector», justificaron luego en su cuenta oficial de Twitter del evento.

¿Estaba justificada la reclamación? «Es un problema complejo, pero en primer lugar la falta de autoras se debe a que tradicionalmente hemos consumido menos cómics, porque no nos hemos visto representadas, así que las que hemos seguido en esto es por que nos gustaba demasiado. El 'boom' de autoras surge en los ochenta, estamos hablando de algo muy reciente. A partir del nuevo siglo comienza una nueva cantera mucho mayor que va a dar pie a un mayor número de obras creadas por mujeres en la industria», explica Carla Berrocal ('El Brujo' -Edicions de Ponent-), promotora de 'Autoras de Cómic', un colectivo en busca de la igualdad de género en el mundo de la viñeta. «En ilustración sí que ha habido un alto de porcentaje de mujeres siempre. Pero es verdad que se cumplen 20 años la Asociación Profesional de Ilustradores de Valencia y cuando yo fui presidenta fui la única mujer candidata al puesto», añade la autora Cristina Durán ('Una posibilidad entre mil' -Sins Entido y Astiberri-).

«Cuando yo empecé a publicar había alguna que otra autora que publicaba como Lara Miralles, pero esto era un campo de nabos total. Recuerdo que, por ejemplo, empecé haciendo 'fanzines' (publicaciones alternativas hechas con pocos recursos y de tirada reducida) con un autora que ahora le va muy bien a nivel internacional y es una estrella: Emma Ríos ('Bella Muerte' -Astiberri-). Empezamos juntos en La Coruña y yo ya sabía en aquel entonces que ella iba a llegar lejos porque tenía mucho talento y ganas de comerse el mundo», recuerda David Rubín ('Beowulf' -Astiberri-), reconocido a uno y otro lado del Atlántico por sus novelas gráficas. «Ahora están surgiendo un montón de autoras más y cuantas más surjan mejor. A mí me parece que era necesario, que da una visión nueva y ¡qué coño!, es que es así. No sé por qué en general en todas las artes o si vas cualquier museo o revisas el cine los hombres somos los que estamos ahí siempre y prácticamente la mujer a nivel de dirección de cine y otras siempre ha sido más anecdótica que otra cosa», reclama el gallego.

«Cuando yo entré había muchísimas mujeres, ciertamente había una presencia que mucha gente consideraba inusitada porque no se veía reflejada en las páginas de los cómics. Era una mujer dentro del engranaje empresarial, es decir muchas editoras. De hecho, desde un principio la mayoría de mis editoras eran mujer y eran unas tipas fantásticas. Todavía no hay esa paridad absoluta pero sí se ha notado muchísimo esa diferencia muy grande. Lo que pasa es que durante un tiempo han ido ocupando terrenos en función de determinadas posiciones. Creo que un principio se entró más como colorista o como guionista que como dibujante», comienza el veterano Carlos Pacheco ('Arrowsmith' -ECC Ediciones-), con cuatro décadas de experiencia en España y Estados Unidos. «En los últimos años está eclosionando la llegada de mujeres al dibujo, aunque siempre ha habido ejemplos desde los años sesenta. Probablemente se deba no a que el medio haya prohibido la entrada a la mujer, que no es la liga de fútbol. Probablemente, de una manera más sutil y enrevesada, se ha ofrecido un tipo de entretenimiento dirigido a crear fantasías para machos adolescentes. De hecho, los superhéroes no eran elementos sexualizados en los masculinos y sí estaban sexualizadas las chicas. Eso hacía que las chicas tuvieran poco interés en el cómic», sostiene el dibujante.

El cambio es incontestable y aplastante. «Soy profesor en el Máster en la Facultad de Bellas Artes de Valencia y tengo un 75 % de alumnas. Me estoy dando cuenta de que las que más leen, las que más se interesan por la cultura están siendo ellas. Esto es un reflejo de que la cultura está pasando a manos de la mujeres, lo que a mí me alegra muchísimo. Veo mucha calidad y mucho interés en lo que están haciendo y eso tenía que salir por algún sitio. Y sale con la calidad y el talento que, por lo menos en Valencia, es espectacular», indica el autor Miguel Ángel Giner Bou ('La máquina de Efrén' -Ediciones Sins Entido y Astiberri-). Además, la progresión ha permitido que las nuevas generaciones puedan encontrar referentes en los lápices con mayor facilidad. «A nivel gráfico todos los años tengo algunas 'Sonia Pulido' ('La madeja' -Intermon Oxfam-), 'María Herreros' ('Todas putas' -Dibbuks-) y 'Ana Oncina' ('Croqueta y Empanadilla' -La Cúpula-). Hay unas tendencias y una edad de aprendizaje en que se han fijado en estas autoras que tienen una gráfica muy definida. Están en la fase de estar copiando pero durarán poco porque tiene entre 18 y 22 años y pronto tendrán su estilo. Pero yo a su edad copiaba a Moebius, es inevitable», añade el guionista, dibujante y profesor.

La puerta del manga

La influencia oriental coincide como la llave para la entrada de las mujeres dentro y fuera de España. «Siempre ha sido una puerta cerrada para las mujeres. Todas aquellas que se lanzaron a dibujar y a crear fueron verdaderas adelantadas a su tiempo y personas que rompieron moldes en su época. Con la llegada del aperturismo que supuso el manga, se abrió esa puerta y dio pie a un mayor interés por parte de las lectoras, ya que entre sus páginas existían un mayor número de personajes femeninos, lo que suponía una mayor cantidad de lectoras y, por tanto, autoras potenciales», adelanta Berrocal, quien además de dibujante ha sido impulsora de la exposición itinerante 'Presentes: Autoras de tebeo de ayer y hoy'.

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