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Carlos Giménez, uno de los autores más emblemáticos del mundo del cómic español, famoso por dibujar historias relacionadas con su vida, se pasa a los clásicos y presenta en cómic su adaptación de un clásico de la ciencia ficción: La máquina del tiempo, de H.G. Wells (Reservoir Books). Giménez, que en buena parte tiene una formación autodidacta, reivindica esta novela como una de las obras que más influyó en su formación. Y asegura que dibujarla ha sido una tarea muy gratificante y que le ha resultado muy fácil, porque el mundo onírico de Wells encajaba perfectamente con su imaginación.

Entre elois y morlocks
En La máquina del tiempo, el protagonista, que tiene una gran confianza en el futuro de la raza humana, viaja al futuro convencido de que encontrará una sociedad mejor, que habrá superado los problemas traumáticos del capitalismo. La parte más lograda de La máquina del tiempo es el retrato de una sociedad futura dividida entre dos grupos humanoides. Unos, los elois, de pequeña talla, vegetarianos, se pasan el día jugando, con una gran inconsciencia. Viven en un entorno idílico, rico, fértil... El protagonista, el Viajero sin nombre, tardará en darse cuenta de que en el mundo del futuro hay otro grupo, los morlocks, que están condenados a vivir en las profundidades de la tierra. Los morlocks resultan ser muy agresivos. El Viajero, con su profunda curiosidad, intentará averiguar por qué cada grupo es como es.

De la ciencia ficción a la "moral ficción"
La máquina del tiempo fue la primera novela de H.G. Wells, considerado como uno de los padres de la ciencia ficción. Es la historia de un científico incomprendido que descubre la forma de viajar en el tiempo y llega hasta el año 802701. El protagonista de la obra tendrá que hacer frente al escepticismo de la comunidad científica, que no quiere aceptar su hallazgo. 

En realidad, el principal interés de Wells no es la evolución tecnológica; de hecho, en su novela no aparecen grandes disquisiciones sobre principios tecnológicos o científicos de la máquina del tiempo, sino que hay una reflexión profunda sobre el progreso moral de la humanidad. A través de la descripción de una sociedad futura, lo que pretende Wells es hacer un análisis del capitalismo y averiguar hacia qué tipo de moral conduce.

Giménez, el niño desdichado
Carlos Giménez (Madrid, 1941) es uno de los más sólidos historietistas españoles, adscrito al llamado Grupo de La Floresta. Giménez quedó huérfano de padre cuando era muy niño y cuando su madre contrajo una enfermedad grave, fue internado en un hogar del Auxilio Social. A los 14 años volvió a casa y se tuvo que poner a trabajar. A pesar de todo, en las horas libres se dedicó a dibujar historietas. A los 17 años ya colaboraba con algunos de los creadores de cómic más famosos de la época. En los años sesenta se trasladó a Catalunya. Durante mucho tiempo se dedicó a dibujar proyectos diseñados por las empresas editoriales. Pero con la llegada de la democracia empezó a elaborar sus propios proyectos, especialmente a través de las colaboraciones en revistas humorísticas.

En 1977 publicaría Barrio, una obra con trasfondo autobiográfico que denunciaba los abusos del franquismo, especialmente en contra de los niños, y que provocó que Giménez fuera amenazado por la ultraderecha. Sus cómics Paracuellos, Los profesionales y Auxilio Social, que mantenían el tono autobiográfico y de crítica al franquismo, le reportaron muchos elogios. Pero Giménez también ha adaptado obras literarias emblemáticas, como Réquiem por un campesino español, de Ramon J. Sender.

Wells por Giménez
La versión en cómic de Carlos Giménez es una versión libre de la obra de Wells. En realidad, incluso elimina la parte final de la travesía en el tiempo del Viajero, con el fin de reforzar el periodo que vive entre elois y morlocks, la parte central de la novela. Si la preocupación de Wells era analizar hacia dónde conduce el capitalismo al hombre y averiguar si el comunismo podía generar un hombre nuevo, en el fondo, esta es también la gran preocupación de Carlos Giménez, un autor conocido por su compromiso político.

Quizás La máquina del tiempo no llega a la calidad de Barrio o Paracuellos, pero sin duda es una notable versión del clásico de Wells, que interpreta muy bien el espíritu de este autor. Y a casi 125 años de la publicación de esta novela, en un tiempo en que las divisiones sociales parecen agudizarse, esta adaptación es especialmente bienvenida.

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