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La relación del cómic con la ópera es bastante escasa porque son dos géneros que no parecen tener demasiadas cosas en común. Afortunadamente, uno de los pocos dibujantes que se ha interesado por la lírica es el estadounidense P. Craig Russell (Ohio,1951), uno de los artistas más elegantes y estilizados del mundo que, desde 1977 hasta 2004, adaptó algunas de las óperas más famosas, dando lugar a pequeñas obras de arte que ahora ECC Ediciones recoge en tres volúmenes de Biblioteca de adaptaciones de óperas de P. Craig Russell, comenzando por su versión de La flauta mágica, de Mozart.

Russell convierte las notas (y el libreto) de la obra de Mozart en una obra de arte, una declaración de amor por la música y la ópera (el dibujante es un melómano empedernido). Una obra que nos transmite las sensaciones que el autor sentía al escuchar sus composiciones favoritas. Sin duda una de las mejores combinaciones de cómic y música de la historia.

Como nos comenta Jorge García en el epílogo de este libro: "Unas veces Russell adaptaba literalmente la trama del libreto. Otras, se dejaba llevar por las emociones que la música le sugería y realizaba una versión libre a partir de esa impresión sensorial (como las páginas que dedica a las canciones líricas del compositor checo Gustav Mahler). El resultado bordeaba siempre el capricho estético, pero era de una belleza pasmosa".

Y es que estas páginas figuran, por derecho propio, entre las más hermosas que se han dibujado en el mundo del cómic, ya que los recursos estilísticos del autor también son una sinfonía estética y cromática.

La flauta mágica
Este primer tomo (de tres) contiene los cuatro capítulos de La Flauta Mágica, la adaptación de la inmortal obra de Wolfgang Amadeus Mozart con libreto de Emanuel Schikaneder. Una obra que se estrenó en Viena, el 30 de septiembre de 1791, bajo la dirección del propio Mozart (apenas dos meses antes de su muerte).

La historia comienza cuando la Reina de la Noche encomienda al príncipe Tamino la tarea de rescatar a su hija, Pamina, del malvado Sarastro. Por el camino, Tamino se cruza con el pajarero Papageno, a quien persuade para ayudarle en su gesta. Una cruzada espiritual que contrasta con la misión más mundana de Papageno: la búsqueda de Papagena, su amor verdadero. Los empeños de ambas parejas se yuxtaponen con el conflicto eterno entre Sarastro y la Reina de la Noche.

Una historia llena de elementos mágicos que Russell plasma como nadie. Y en la que destacan sus héroes alargados, taciturnos y frágiles, casi como si estuviesen enfermos (algo que llevaría al estremo en otra de sus grandes obras, la adaptación de Elric de Melniboné, de Michael Moorcock. Además, sus personajes parecen estar actuando en decorados teatrales. Incluso la iluminación parece teatral.

La flauta mágica de Mozart unió lo culto y lo popular en una obra realmente única e innovadora. Algo que repite (salvando las distancias), P. Craig Russell al unir el mundo (supuestamente elitista) de la ópera, con el (supuestamente popular) del cómic.

Otras óperas 
En 1976 Russell era un joven dibujante, recién llegado a la industria, que había destacado por su trabajo en Killraven, un serial de ciencia ficción de Marvel. Fue entonces cuando el barítono Charles C. Mason le entregó un guión que adaptaba el segundo acto de Parsifal, de Richard Wagner. 

Lo adaptó en tres capítulos, el primero de los cuales  se publicó en abril de 1977. Esta obra ya sentó las bases para sus futuras adaptaciones operísticas y para su trabajo en general, destacando su elegante y estilizado trazo, su lirismo, y su impresionante dominio del color.

A partir de entonces, Russell alternaba los encargos alimenticios con otras adaptaciones operísticas que fue publicando en diversas editoriales, especialmente en la colección Night Music (Eclipse Comics) que se publicó entre 1984 y 1990.

Esta colección de ECC Cómics reúne la mayoría de ellas, como Peleas y Melisande (1985), Salomé (1986), Ariadna y Barba Azul (1989), Pagliacci (1998) y Cavalleria rusticana (2004). También es perfecta para comprobar cómo ha evolucionado el arte de Russell durante toda su carrera, ya que cada una de estas obras nos ofrece novedades artísticas y estilísticas.

Un artista inimitable
P. Craig Russell une clasicismo y modernidad en su estilo, tan reconocible como inimitable (como el de los más grandes).

Es uno de los artistas pertenecientes a la hornada de principios de los 70 que revolucionaron el mundo del cómic y la ilustración norteamericanas, como Bernie Wrightson, Mike Kaluta, Barry Windsor-Smith...

Comenzó a trabajar en Marvel en 1972 y destacó en Killraven (1974-1976). Tras sus adaptaciones de óperas, también llevó a las viñetas al personaje Elric de Melniboné, de Michael Moorcock, junto al guionista Roy Thomas (Conan).

En 1992 colaboró por primera vez con Neil Gaiman en uno de los episodios más recordados (Ramadán) de la mejor serie de la década: Sandman. Desde entonces han vuelto a trabajar juntos en Coraline (2004), Sandman: Cazadores de sueños (2008) y la novela American Gods (2017). 

Sin duda uno de los mejores dibujantes del mundo, que nos descubre la magia de la ópera ilustrada.

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